El humanismo secular (HS) ha sido incapaz de proveer un fundamento adecuado para la ética pública y ha sido destructivo para aquellas comunidades de la fe, de las cuales depende su misma existencia. Por ello, lo que se requiere es un nuevo sistema político, basado en libertad religiosa y en un diálogo que incluya todas estas comunidades (incluyendo HS), que prevenga tal destrucción y que sea capaz de proveer una ética pública convincente.