Entre las diversas manifestaciones del desarrollo cultural del hombre, la utilización de la energía juega un papel muy significativo. Desde épocas remotas, el hombre descubrió que podía extraer la energía almacenada en los materiales orgánicos al quemarlos y utilizarla para calentarse, construir sus herramientas y elevar su nivel de vida en general. Gracias a la energía, las sociedades evolucionaron hasta llegar a la actual basada en tecnología de alta productividad. Sin embargo la abundancia de la energía no es ilimitada en la naturaleza y por otro lado, su utilización contamina y degrada el medio ambiente, lo que podría implicar consecuencias catastróficas para el ser humano. El posible agotamiento de las fuentes, el alza del valor económico de los combustibles y las tensiones políticas debido a la contaminación del planeta, han dado como resultado la crisis mundial de la energía.