La sistematización de la práctica docente, con lo que supone de investigación, trabajo en el aula y experiencias extraescolares, es una forma inequívoca de profesionalizar la docencia. Llevar una bitácora en que se registren los aciertos y los errores con sus causas correspondientes, es aleccionador para el profesor mismo y para otros con quienes se intercambien experiencias. La autora presenta siete casos ejemplificativos que contribuyen a la sistematización de la práctica docente, de modo que ésta enriquezca a la teoría pedagógica.