Prácticamente todas las organizaciones no lucrativas enfrentan tarde o temprano el problema de dar a conocer sus propósitos, actividades y logros para mantener informados a sus simpatizantes, atraer voluntarios, dar respuesta a los cuestionamientos planteados por sus detractores o simplemente mantener contacto con sus miembros y colaboradores, sin contar con los recursos técnicos ni económicos suficientes para llevar a cabo esta tarea. Las más de las veces, ni siquiera desarrollan una estrategia para satisfacer sus necesidades de comunicación, de manera que todos los esfuerzos que se realizan en este rubro son reactivos, espontáneos, esporádicos y desarticulados y por lo mismo, incapaces de cumplir plenamente con la función para la cual fueron concebidos.