Creo firmemente que el cambio que requerimos urgentemente deberá estar basado en tres elementos centrales, a saber: la educación como punta de lanza, ya que la transformación de la sensibilidad y espiritualidad del ser humano es una condición previa para dicho cambio. Necesitamos conformar un nuevo ser humano con una visión holística que interprete su vida en comunión con sus semejantes y los demás seres vivos, que se asombre y maraville ante la inmensidad del Universo, que vuelva la vista hacia las raíces de la humanidad, se olvide del materialismo consumista que nos ahoga y que una su esfuerzo al fin común de salvar la vida en este planeta. La ciencia y la tecnología son el segundo elemento, mediante inventos que deberán, dada la gravedad del problema, ser tan innovadores que hagan aparecer como primitivos nuestros sistemas actuales de producción y consumo; desde la producción de energía a través de medios tales como el eólico y el solar, hasta sustitutos del agua en la producción industrial. El tercer elemento, parte central de este estudio, deberá ser la ley, instrumento mediante el cual podremos patencializar los dos primeros e impedir el desarrollo de conductas contrarias a ese interés común.