Este artículo estudia la propuesta de Aquino en la Summa Theologica I-II, qq-1-6, donde él estudia cómo debería ser el fin final del hombre y concluye que debería ser trascendental en cierta manera, pero inmanente en otro y que Dios es el fin inmanente; luego, estudia la manera en que el hombre alcanzará ese fin y encuentra que se requiere unidad en tres formas: unidad entre el cuerpo y el alma, inteligencia y voluntad, y, finalmente, entre el hombre, quien está bien dispuesto a la contemplación y a la contemplación misma.