Como miembro de la judicatura federal y juzgador de carrera, no puedo tratar el tema de transparencia sin vincularlo necesariamente con las implicaciones y repercusiones que tiene en materia de impartición de justicia, y me refiero a la justicia en general, no sólo a los impactos que pueda tener en la Suprema Corte de Justicia, a la cual pertenezco. Transparencia, por definición, es la cualidad de ser transparente, y transparente es un cuerpo “…a través del cual pueden verse los objetos claramente”. Sin embargo, transparencia es algo más para la colectividad. A pesar del breve tiempo en que se ha usado, posee en la connotación actual un significado más profundo. Transparencia también es la posibilidad de contar con un Estado en el que no hay secretos, en el que todo puede y debe hacerse a la luz pública, y en el que el flujo de información sea tal que la distancia entre esa estructura y los ciudadanos cada día sea más pequeña. Es decir, un Estado más asequible y, en última instancia un Estado más democrático. Que todo poder público sea público, implica que nada es secreto