<jats:p>En este artículo se analiza el modo en que Joseph Ratzinger se enfrentó en su tesis de habilitación al rechazo de la filosofía por parte de Buenaventura, uno de sus teólogos favoritos. El esfuerzo que hace Ratzinger por reconciliar al doctor Seráfico con el pensamiento filosófico arroja valiosas luces para iluminar el problema de la relación entre la fe y la razón en general, y la teología y la filosofía en particular. El enemigo de Buenaventura no es a fin de cuentas la filosofía, sino un modo desordenado de entenderla con una pretensión de autonomía, desconectada de las fuentes de la revelación.En este artículo se analiza el modo en que Joseph Ratzinger se enfrentó en su tesis de habilitación al rechazo de la filosofía por parte de Buenaventura, uno de sus teólogos favoritos. El esfuerzo que hace Ratzinger por reconciliar al doctor Seráfico con el pensamiento filosófico arroja valiosas luces para iluminar el problema de la relación entre la fe y la razón en general, y la teología y la filosofía en particular. El enemigo de Buenaventura no es a fin de cuentas la filosofía, sino un modo desordenado de entenderla con una pretensión de autonomía, desconectada de las fuentes de la revelación.</jats:p>