<jats:p>La teoría general de sistemas ofrece un marco conceptual y metodológico para integrar consideraciones bioéticas en la toma de decisiones ambientales y ecológicas, enmarcando clara y eficazmente muchos problemas y situaciones que suelen presentarse utilizando el lenguaje ordinario. Un sistema es una entidad estructurada internamente que se caracteriza por algunas propiedades y funciones específicas. Esta unidad se relaciona con varias de sus partes que también son sistemas y son, por tanto, sus subsistemas. A su vez, cada sistema es parte (es decir, subsistema) de sistemas de orden superior. Todos estos sistemas y subsistemas están relacionados entre sí de tal manera que cada uno se caracteriza por sus propiedades específicas, que, además, resultan de las correlaciones que los unen a sus subsistemas y sistemas de orden superior. Dentro de esta arquitectura general se inscriben fácilmente conceptos como entorno y complejidad, así como emergencia, con todos los problemas relativos a los límites de las posibilidades de predicción mostrando que los enfoques deterministas tradicionales en la ciencia son insuficientes para manejar tal complejidad. El artículo aborda los desafíos que plantea la impredecibilidad en los sistemas complejos, criticando las visiones fatalistas que aceptan de manera optimista o pesimista la naturaleza incontrolable de los desarrollos tecnológicos y ecológicos. Es precisamente la impredecibilidad de un sistema complejo como el entorno lo que requiere una dimensión bioética para guiar los valores que subyacen a nuestra toma de decisiones respecto a la vida misma.</jats:p>