Susana Torres socia de contabilidad de la firma Santillana y Asociados SC, ubicada en el Distrito Federal, se sorprendió al recibir la llamada del IPM (Instituto Psicológico de México), un instituto al que la firma le presta servicio de contabilidad y consultoría, en donde por la época vacacional la mayor parte del personal administrativo con quien trataban los asuntos se encontraba ausente, incluyendo a su Directora General. La llamada era de Aurora, la persona que se había quedado a cargo de la administración, estaba muy preocupada por un incidente ocurrido el día anterior y tenía la impresión de haber cometido un grave error, había permitido que una persona ajena al Instituto extrajera el CPU del departamento académico, con información técnica muy importante, sin siquiera pedirle su nombre o un comprobante a cambio, justificó su actitud por el hecho de que la persona sabia perfectamente los nombres de las personas que colaboran en el departamento administrativo y académico, además también conocía el nombre de la directora general, sabía perfectamente quienes estaban de vacaciones y que algunas computadoras estaban teniendo problemas con la conexión a Internet. Una vez que esta persona se había retirado, Aurora analizó la situación con calma y se percató de que no contaba con ningún dato que le pudiera ayudar a localizarlo, al día siguiente al no recibir noticias decidió buscar ayuda.