El periodismo –la forma de comunicación social a través de la cual se dan a conocer los hechos de interés público-, es considerado el portavoz del hombre; desarrolla sus acciones en plena libertad de expresión, pero en nombre de esa libertad se han cometido una serie de abusos: errores de juicios, información defectuosa o falsa, sensacionalismo y difamación. Esas acciones han fomentado el desprestigio de la profesión periodística, a consecuencia de la falta de formación ética, la mediocridad de algunos que en ella trabajan; la utilización de métodos deshonestos o moralmente dudosos, y la transmisión de noticias escandalosas o inventadas, que influyen fuertemente en la opinión pública y atentan contra la buena fama y el prestigio de la labor del periodista. Por ello entre el gremio periodístico, surgió la necesidad de la enseñanza: su objeto de estudio era dignificar la profesión y tener el derecho a ocupar un lugar destacado en la sociedad como una profesión que es digna de ser respetada como cualquier otra e influye fuertemente en la opinión pública.