El arte es una de las manifestaciones más sublimes de la espiritualidad humana, vehículo no sólo de lo bello, sino de todo tipo de relaciones entre los hombres y el mundo que les rodea. El arte representa e inmortaliza las inquietudes del espíritu humano, juguetea y entretiene, comunica, describe, cuenta historias, celebra y defiende causas, creencias... o las cuestiona y contradice. Entendamos arte, al menos por ahora, como aquello que pertenece al terreno de la práctica y el hacer, en el sentido clásico del término. No es ciencia, es decir, conocimiento, aunque se sirva de él; el arte es juego. Y como juego permite al hombre imaginar y crear o recrearse en mundos posibles que quizás nunca lleguen a existir más allá de su mente y en la de aquellos que comparten el juego, pero que le proporcionan esparcimiento e inspiración a su alma. La formación en las artes ha sido un tema presente en la cultura desde la antigüedad. La mayoría de las civilizaciones transmitían los conocimientos artísticos de una generación a otra para asegurar la formación profesional de sus artesanos, aunque algunas, como es el caso de los griegos, lograron descubrir las bondades de las artes para la formación de hombres integrales e incluyeron su aprendizaje como parte de la preparación académica que recibían durante la infancia y adolescencia
Introducción -- Capítulo I. Importancia de la formación en artes visuales en la educación básica (secundaria) -- Capítulo II. La educación para la comprensión de la cultura visual como propuesta teórica -- Capítulo III. Instrumentación didáctica de la educación para la comprensión de la cultura visual -- Consideraciones finales