En 1903 y 1906, convocados por el episcopado mexicano, se llevaron a cabo sendos Congresos católicos para estudiar alternativas de solución a los problemas sociales que aquejaban al país; sin embargo, como afirmaría años después el arzobispo Ruiz y Flores en su autobiografía, «sin representación en las Cámaras y con el liberalismo dominante en el Gobierno, las resoluciones de estos Congresos no pasaban de ser consejos a los católicos y buenos deseos». El colapso del régimen de Díaz –dejara o no el poder voluntariamente – se veía venir. Era por ello indispensable abrir campos para la participación de los católicos en la política y, de esa manera, inspirados en el Partido Acción Liberal Popular, Miguel Palomar y Vizcarra y el sacerdote jesuita Bernardo Bergoend concibieron la unión Político-Social de los Católicos Mexicanos en 1909 y, en ese mismo año, Gabriel Fernández Somellera, auspiciado por el arzobispo de México don José Mora y del Río, fundaría el Círculo Católico Nacional. Ambas iniciativas confluirían para fundar el Partido Católico Nacional (PCN), en los primeros días de mayo de 1911.