Una de las sugerencias que la teoría de la evolución de las especies ha hecho es que la evolución humana corrió a la par del desarrollo del arte. Las pinturas rupestres manifiestan un despertar que ningún otro animal tuvo en la historia. Esta relación entre el arte y el ser humano, tan íntima y perpetua, se convierte en fundamento de lo que somos. Probablemente por eso, Platón apreció el papel formativo que el arte podía tener en los ciudadanos, idea que se conservó en el tiempo con pensadores como Aristóteles, Leibniz, Hegel, Schelling y Schiller, por mencionar algunos.