Los homenajes, tan merecidos, al fundador de la Universidad Panamericana, Carlos Llano, a raíz de su muerte, han dado cuenta de la fuerza de su pensamiento y de su acción para proveer a nuestra Universidad dé un sentido de identidad que, sin duda, poseen pocas instituciones académicas.
La persona como el centro de las actividades sociales y económicas constituye el signo que distingue a la Universidad Panamericana, pero la importancia de esta consigna radica precisamente en rescatar lo más valioso que la persona posee y que es su capacidad para el encuentro humano.