Ya señalábamos, en el escrito anterior de esta misma sección, que las listas impresas de los miembros del Colegio de Abogados de México son documentos sumamente importantes para conocer algo de la vida de los letrados virreinales. Desde luego, lo mismo podemos decir acerca de las que nos ocupan ahora, con la consideración de que éstas, además, incluyen un número mayor de individuos y que éstos se hallaban esparcidos por todo el territorio nacional. Ahora presentamos la información de matrículas pertenecientes a un período en el que el Colegio cambió radicalmente. La independencia trajo la pérdida de su privilegio básico, i. e., que sólo sus individuos pudieran litigar en los tribunales de la ciudad de México, el ingreso se hizo posible para cualquiera que fuera abogado y que estuviera en ejercicio de sus derechos; el foro de la capital y del resto del país creció, el papel social y político de los abogados se hizo más relevante y la educación jurídica fue, cada vez más, una preocupación del Estado. En fin, estas circunstancias y otras que ahora no vienen al caso, produjeron un nuevo Colegio cuyos integrantes todavía se daban a conocer mediante listas impresas muy semejantes a las que estudiamos antes.