Atrévete a saber; la persona debe ser siempre considerada como fin y nunca como medio. Resulta particularmente oportuno evocar a Kant si queremos resumir en su plenitud el legado de la Ilustración; este doble imperativo teórico y práctico formulado con la convicción de que ambos elementos estaban llamados a confluir pacíficamente. La razón, liberada de las trabas que ya denunciara Francis Bacon, abriría las vías de un iluminador progreso, acompañado de la renuncia a todo intento de instrumentalizar a la persona al servicio de fines presuntamente superiores a ella.