El fundamento antropológico de la evaluación

Este escrito busca recalcar la natural tendencia de la persona hacia la mejora. Ese proceso no se logra sólo con el despliegue espontáneo de la naturaleza: hace falta el diseño de un proyecto y la revisión periódica del modo de llevarlo a cabo. Aquí se encuentra el meollo del examen personal, génesis del amplísimo campo de la evaluación. Quien se examina para buscar la superación, sabe de las dificultades y logros que se alcanzan con este ejercicio y podrá ser más eficaz cuando tenga a su cargo procesos evaluativos de orden institucional. La autoevaluación se encuentra lejos de la observación masoquista de los errores o de la vanidosa complacencia en los aciertos; busca estrategias para aminorar lo negativo y fortalecer lo positivo, pues ambas facetas se entrelazan en nuestra vida, pero hay que deslindarlas para trabajar adecuadamente en cada una. Quien entiende que en el interior de toda persona existen matices de bondad y maldad, sabrá también que en toda institución aparece este claroscuro: el reto se encuentra, precisamente, en tornarla cada vez más luminosa.