Sin duda, la primera exposición lógica y sistemática del mal fue dada por San Agustín. Ciertamente
en la filosofía griega, desde sus inicios se encuentran doctrinas del mal, pero siempre incompletas y
poco profundas. En el pensamiento cristiano, al profundizarse en el pecado, que es considerado como
el supremo y universal mal, se dieron intentos de explicarlo, pero habían sido siempre titubeantes e
incompletos. Sin embargo, con San Agustín se encuentra ya una construcción completa, coherente,
rigurosa y sistemática sobre el mal.