La vertiginosidad de los cambios en el entorno que la globalización y los avances tecnológicos traen consigo ha rebasado los modelos de análisis de la calidad y eficiencia de la industria de la hospitalidad.
Los mercados se han diversificado tanto, que resulta casi imposible establecer parámetros de evaluación de procesos y actividades que persiguen la excelencia de los servicio para satisfacer a los consumidores. Esto porque las necesidades de los usuarios cambian día a día y los productos del servicio se deben adecuar a las nuevas expectativas de aquéllos. Pareciera que la persona, eje y razón de ser, de los servicios hospitalarios, se va reduciendo a un concepto vacío y generalizado.