La amistad es el único medio social y humano a nuestro alcance para obtener ayuda de los demás y poder desarrollar las posibilidades que se encuentran en la intimidad de nuestro ser. Con ella nos relacionamos con otros, crecemos y nos enriquecemos con lo que nos dan; por ésta nos preocupamos por los otros, y les atendemos en sus mayores necesidades, compartiendo así alegrías y tristezas. Este efecto, sin embargo, ha perdido su verdadera dimensión en nuestros días. Llamamos –amigos- a cualquier persona con la que tenemos trato, y no jerarquizamos los lazos de unión que iniciamos con los otros, sin distinguir límites ni las obligaciones que cada una de las relaciones nos imponen ya que, la masificación que padece el hombre actual lo lleva a relativizar la noción de amistad.