Este trabajo pretende analizar y comprobar que a partir de la conquista del buen humor como proyecto de vida personal, matrimonial y familiar, se puede alcanzar la felicidad y la plenitud de vida, a través de una vida alegre y optimista. Quizás suene a utopía, sin embargo, ante las circunstancias actuales es necesario hablar en positivo, pues sólo se habla en negativo, y al igual que el buen humor y la alegría son contagiosos, el pesimismo, el negativismo y el mal humor también lo son. Gracias a la inteligencia y a la voluntad -facultades espirituales- toda persona es capaz de decidir libre y responsablemente, de acuerdo con un juicio recto y verdadero, sobre la actitud y estilo de vida que desea para ella y para los que conviven con ella.