Uno de los principales rasgos de la filosofía contemporánea es éste: se define contra Hegel o desde Hegel. Lo que no hay es filosofía del siglo XX o del XXI sin Hegel; y un problema es que muy pocos entienden siquiera a grandes rasgos al gran idealista alemán. El volumen de López Farjeat ostenta un doble mérito: penetra, con precisión y versatilidad, en álgidas cuestiones hegelianas, y además lo hace frente a Hegel; evita los extremos de la hegelianización, por un lado, y el exabrupto fragmentario contra el sistema, por el otro. Carlos Pereda lo subraya en el prólogo: para López Farjeat, Hegel no es ni un ídolo ni un monstruo: es un interlocutor. El autor dialoga con los textos hegelianos y, además, los contextualiza, en el preciso sentido hermenéutico de relacionarlos adecuadamente con otros textos. Aparecen así Wittgenstein, Aristóteles, Putnam. El volumen consta de seis ensayos, unos más críticos que otros, alguno sumamente técnico (el tratamiento de Metafísica XII, 7, y su lectura idealista es propio de un auténtico scholar); alguno francamente audaz e innovador (la comparación con el realismo interno de Putnam no es poca cosa) e incluso alguno más en las fronteras entre filosofía y literatura —se habla de la poética del idealismo hegeliano en un espléndido ensayo final que invoca Hölderlin—. El libro está trabajado con cuidado y erudición, y a la vez resulta sumamente intuitivo, dos rasgos pocas veces coincidentes en un mismo trabajo