Avicena (m. 1037) es el filósofo más representativo de la tradición islámica clásica. Sus contribuciones a la lógica, la física, la metafísica, la psicología racional y la medicina son invaluables. Su importancia es tal, que varios historiadores de la filosofía han distinguido entre un periodo pre-aviceniano y uno post-aviceniano. En el primer periodo destacan sobre todo al-Kindī (m. circa 870), el primer filósofo de los árabes, y al-Fārābī (m. 950), conocido como el “segundo maestro” (el primero era Aristóteles). A pesar de la fuerte influencia de este último en la filosofía de Avicena, es cierto que a partir de esta hay un parteaguas: las ideas de Avicena impactan notablemente en el ambiente intelectual islámico. Por ello, el lugar de este filósofo en la historia de la filosofía islámica es tal vez equiparable al de Kant o al de Hegel en la filosofía europea. Avicena adaptó y transformó varias nociones filosóficas provenientes de la filosofía aristotélica y del neoplatonismo, integrándolas al pensamiento islámico. De este modo, se volvió un punto de referencia entre los pensadores musulmanes que le sucedieron.