Los fenómenos sociales y los naturales tienen una clara distinción; los primeros son contingentes y perecederos, mientras que los segundos son indefectibles y se repiten. En base a esta diferencia, tenemos la conciencia de que el Estado es una institución social que ha evolucionado en su existir histórico y lo mismo pensamos de la familia, de la moneda, de los bancos, etc. Pero dentro de esos fenómenos hay algunos que nos parecen naturales como el de la hipertrofia del Poder Ejecutivo.