El derecho internacional contiene en su amplio catálogo de normas, una vertiente que ha adquirido significativa presencia y trascendencia en los últimos tres cuartos de siglo: la jurisdicción penal internacional. Esta vertiente representa la manifestación categórica e inequívoca de la comunidad internacional para erradicar la impunidad y garantizar que no exista un solo rincón en el mundo que pueda servir de escondite a quienes han vulnerado los principios más básicos de la convivencia social e internacional, y consecuentemente, agraviado los bienes jurídicos más preciados por la comunidad de naciones.